Estudio de la energía como catalizador del desarrollo humano.
A lo largo de la historia, los seres humanos hemos aprovechado nuestro inmenso potencial intelectual para sacar provecho del entorno, aumentado de este modo la complejidad de nuestro sistema organizativo.
Hemos pasado de pequeños grupos sociales de no más de 20 unidades dedicadas al forrajeo al capitalismo global actual en el que interactúan miles de millones de individuos.
Esto ha sido posible gracias al desarrollo de distintas tecnologías encaminadas a extraer, procesar y consumir los recursos vitales y materiales del planeta.
Pero sobre todo ha hecho falta energía. Enormes e ingentes cantidades de energía. Una energía y unos recursos que comienzan a dar síntomas de agotamiento. Ya hemos alcanzado el pico de extracción del petróleo y de algunos minerales esenciales para el desarrollo de las últimas tecnologías.
¿Podremos seguir aumentando el nivel de complejidad de nuestra sociedad en un entorno degradado y de descenso de materias primas y energía? ¿O por el contrario nos espera una larga y dolorosa etapa de declive y colapso?
El reto es colosal y por eso debemos afrontarlo de inmediato. Pero antes de nada se hace imprescindible saber, entender y reconocer qué caminos se pueden o se deben transitar.