Bibiana Candia visitó agua de mayo. club de lectura

El Club de lectura de Agua de Mayo vivió el pasado miércoles 6 de abril una sesión muy especial, y es que estuvo con nosotros Bibiana Candia, la autora de Azucre, la última obra seleccionada en el club de lectura de Agua de Mayo.

Teníamos la información de que Azucre era la primera novela de Bibiana Candia. Florentino Paredes (que dirige el taller) nos había puesto en situación sobre algunos de los trabajos de Bibiana y sobre notas que creía que podríamos tener en cuanta a la hora de leer el libro, o más bien, como aconseja Florentino, en una relectura del mismo, que es donde conseguimos sacar «todo el jugo» a las obras. No en vano, las obras que, de momento se están seleccionando en el club de lectura permiten esa relectura al ser obras no muy extensas que nos dan margen de tiempo suficiente, en los plazos que vamos seleccionando, de leerlas y releerlas para disfrutarlas a tope.

Con Azucre todas las personas que estuvimos en la sesión del 6 de abril habíamos experimentado la misma sensación: revuelta interior, sorpresa por desconocimiento del hecho histórico en cuestión, pero sobre todo emoción. Así que el broche final para esta lectura de tener a la autora con nosotras en el club, y poderle preguntar y que nos contara impresiones, curiosidades y otras cosas, era perfecto.

La generosidad de Bibiana de desplazarse a hablar con nosotras desde su lugar habitual de residencia (Madrid) ya la vivimos como un regalo, y así se lo hicimos saber a ella y a Florentino por las gestiones, porque al final todo esto ha sido posible gracias al entusiasmo que está imprimiendo a este Club de lectura.

Sobre AZUCRE

La de Azucre es una historia que, como Bibiana nos contó, no ha llegado hasta nuestros días, como otras de la época, y que la mayor parte de la población (incluida la gallega) desconoce.

Fueron nada menos que 1.700 personas con nombre y apellidos las que partieron a un viaje de no retorno… o sí: no conocemos si alguno de ellos regresó. Un viaje cargado de esperanzas que naufragó como si hubiera naufragado la nave que les llevó al otro lado del océano, a aquella costa lejana de su Galicia natal. Con todas sus ilusiones y esperanzas de un futuro mejor, o más bien un futuro posible, porque el lugar desde el que partían no tenía ningún futuro posible desde un presente inundado de peste y hambre.

El objetivo de Bibiana al conocer este hecho histórico (de forma totalmente casual) fue el «reparar» ese vacío de transmisión popular y conseguir contar la historia de una forma que, aunque tiene la parte de ficción necesaria para ser novelada, diera lugar a poder contar, ahora sí, qué fue lo que pasó.

No quería, como ella mismo nos contó, abrumar con datos históricos, cifras y demás datos y, aunque la investigación histórica de archivos y datos ha sido, y continúa siendo, exhaustiva, no era eso lo que buscaba, sino dar una sacudida al lector y que, ahora sí, todas las que hemos leído Azucre, podamos contar cómo de terrible fue la historia de aquellos emigrantes que terminaron siendo vendidos como esclavos de manera totalmente engañosa y cruel.

El pasado de nuestras propias familias, nuestra historia, la de nuestros antepasados, aunque no tengamos orígenes gallegos (porque en todas partes de nuestro país hay historias similares), nos viene a la mente y al corazón y nos trae una revuelta interior también, que seguramente nos lleve a procesos en los que podemos entrar para conocernos mejor, a nosotros y nuestros antepasados, como nos contaba la propia Bibiana.

Desgranamos con ella el proceso creativo de la obra, de más de un año y medio en conjunto. Nos explicó el porqué de la estructura narrativa de la novela y el porqué no quería plantearlo como un texto con diálogos.

Otros detalles de la obra

  • El otorgar, de una forma consciente, el protagonismo a los personajes femeninos, que, aunque secundarios, sacan a flote la dureza y desesperación de las madres que se quedan, las esposas que se quedan, viudas sin muerto, y todos esos dramas que vivían de forma continua las mujeres del siglo XIX en una situación desesperada para toda la población, pero mucho más para esa parte de ella que lo sufre desde su posición de desventaja continua. A las mujeres ni siquiera se les permitía la posibilidad de embarcar a buscar un futuro… aunque en este caso el futuro terminara siendo su final.
  • El papel de los curas y la Iglesia en la sociedad rural de la Galicia de fin del siglo XIX, los contrastes entre la imagen de Cuba como lugar donde las fortunas, en manos de unos pocos, florecían, y las historias de esclavas, de hijos de esclavas en haciendas («ingenios») en torno a aquel filón que fue la producción de azúcar.
  • La introducción de personajes como Romasanta (el sacaúntos gallego) que sí que es conocido y llegó, por tradición oral, hasta nuestros días, como contraposición a esta terrible historia de la que nadie habló.

Bibiana continúa investigando en las actas del congreso que inculparon a Urbano Feijoo Sotomayor y también investiga para intentar dar con el paradero de los descendientes de esos 1.700 jóvenes, casi niños, que no sabemos si se fugaron, si quedaron allí o qué fue de sus vidas; solo sabemos que tres meses después de su llegada ya habían muerto 500 de ellos.

Azucre ya ha recibido varios premios desde su publicación, pero estamos seguros de que seguirá cosechándolos, y desde luego, un premio muy importante que es el reconocimiento de los lectores.

Gracias, de nuevo, a Bibiana y a Florentino por hacer posible esta tarde inolvidable en nuestro Club de Lectura.

RECOMENDACIONES

Si os ha gustado Azucre, y como escribe Bibiana, os dejamos esta pequeña reseña de sus publicaciones:

Bibiana Candia (A Coruña, 1977) ha publicado los poemarios La rueda del hámster y Las trapecistas no tenemos novio, el libro de relatos El pie de Kafka y el artefacto narrativo Fe de erratas. Colabora en las revistas Jot Down Magazine y Letras Libres.
En 2020 ganó el Premio de Periodismo Carmen de Burgos por su artículo María Moliner, nuestra señora de las palabras, publicado en la revista Jot Down, y el pasado año el Premio Internacional de Periodismo Julio Camba por su columna Una legión de señoras en bata, publicada en Letras Libres.

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